Ayer hubo dos noticias que me hicieron pensar en que el mundo apesta pero siempre habrá alguien que insista en modificarlo.
Por una parte, dos periodistas mexicanas, Arelí Quintero y Anabel Hernández, sacan un libro (El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción) que cuestiona el enriquecimiento ilícito del clan Fox-Sahagún.
Por otra, la apuesta de Cindy Sheehan por dialogar con W. Bush respecto a porqué continúa la ocupación de EU en Irak. Sheehan, una ciudadana que perdió un hijo en la guerra contra Irak, se ha postrado afuera del rancho de Bush en Crawford, Texas; mientra se prepara un masivo mitin en el capitolio estadounidense para septiembre 23-24 en el que solicitará al congreso estadounidense el regreso de las tropas.
Por una parte, dos periodistas mexicanas, Arelí Quintero y Anabel Hernández, sacan un libro (El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción) que cuestiona el enriquecimiento ilícito del clan Fox-Sahagún.
Por otra, la apuesta de Cindy Sheehan por dialogar con W. Bush respecto a porqué continúa la ocupación de EU en Irak. Sheehan, una ciudadana que perdió un hijo en la guerra contra Irak, se ha postrado afuera del rancho de Bush en Crawford, Texas; mientra se prepara un masivo mitin en el capitolio estadounidense para septiembre 23-24 en el que solicitará al congreso estadounidense el regreso de las tropas.
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Sin afán de vilipendiar el dolor ajeno, nunca he entendido por qué se ha magnificado el drama de los campos de concentración/crematorios de Auswitchz, si lo más terrible (el infierno real) que ha vivido la humanidad ha sido la Bomba Atómica sobre Nagazaki e Hiroshima; después de ellas, miles de personas nacieron deformes, después de ellas, el temor se volvió mundial; sin embargo, toda la información permanece como asunto confidencial (...tal vez, cuando Japón se convierta en la hiper-potencia mundial... -lo cual sucederá en este siglo, según teóricos sociales como Immanuel Wallesrtein).
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